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Restaurante perteneciente al Hotel Relais San...
Restaurante perteneciente al Hotel Relais San Lorenzo, inaugurado recientemente en la ciudad. Es un lugar único, ya que se encuentra enclavado en el interior de un yacimiento arqueológico, y vamos a estar disfrutando de la comida rodeados de estructuras romanas desde el siglo VI a.C. hasta el siglo III d.C., así como de restos medievales y renacentistas. Es un sitio único, mágico, casi irreal. La atención, como es de esperar en un establecimiento de estas características, de lujo. Ambiente simpático y cercano, lejos de toda la pompa que a veces termina resultando fastidiosa. Los camareros, magníficos, con un manejo perfecto del castellano. Ante tal panorama, la comida resulta casi lo de menos, que no lo es, ya que la carta, no demasiado amplia, pero suficiente, nos presenta unas elaboraciones de vanguardia, toques de fusión y cocina minimalista, con una esmerada presentación. Además, nos estuvieron colmando de atenciones con aperitivos, entreplatos y prepostres. En resumen, para dos personas: un entrante a compartir: tartar de lubina, menta, piña ahumada con leña de olivo y gel de jengibre; como platos principales: raviolis rellenos de carne de cangrejo real, lechuga de mar, espuma de patata y curry verde; y rape con manteca de cerdo, puré de apio nabo y salsa holandesa de naranja con crema de avellanas tostadas. De postres, sopa de té negro y manzana con crema de lentejas y fideos de almendra Noto asados; y un postre al que llaman Black, consistente en un juego inusual de consistencia entre yogur, sésamo negro y naranja. Con dos botellas de agua, más todos los agasajos ya comentados, una cuenta de 125 ? redondos, magníficamente empleados, ya que, como he comentado, se trata de una experiencia única.
Jesus Solero 29-12-2017